Una vez mas, mi mente se convirtió en un caos de preguntas hasta llegar a una cuestión primordial: ¿Cómo llegue a este lugar?
Mis últimos recuerdos me centraban en la ya mencionada biblioteca de mi casa, frente a un apacible fuego y con un libro entre mis dedos. De forma cómica me di cuenta de que era incapaz de recordar al autor o el titulo del libro que sostenía antes de caer en este estado de inexistencia pura.
Recupere el dominio de mi mismo, decidido a encontrar una salida de este lugar, o al menos conseguir desplazarme y hacerme una idea de la situación verdadera en la que me encontraba.
Comprendí que necesitaba saber si este “lugar” era finito o infinito, si era todo lineal o estaba constituido por desniveles o cualquier otro rasgo que le diera un sentido más normal para mí.
Recuerdo que cuando comencé a desplazarme me concentre en mis viejos volúmenes, tratando de encontrar analogías para lo que yo estaba pasando. Recordé la Comedia de Alighieri y pensé en el Torbellino del Tercer Circulo del Infierno. Pensé también en el Descenso del maelström de Poe, y pensé también que estos dos eran preferibles al vacio total. Esta carencia total de sentido, forma y aun mas, de esperanza, eran insoportables.
Hubo entonces súbitamente una alteración en la estructura del lugar. Primero sobrevino un temblor, y por unos instantes temí que la superficie donde me encontraba se desplomara. No habiendo terminado este pensamiento, una grieta vino a fracturar el terreno, por donde caí hasta sentir una ráfaga sulfurosa en el rostro, la cual tomo una fuerza demoniaca hasta que me di cuenta de que ahora yo me hallaba dentro del Torbellino. Los minutos y las horas parecieron sucederse de manera indiferente hasta que me vi sumergido en la inconsciencia.
Cuando volví a abrir los ojos, el viento se había detenido y me encontraba de nuevo en tierra firme. No tenía noción alguna del tiempo, por lo cual daba igual si habían pasado las horas los días o los siglos en aquel vacio. Por vez tercera mi mente volvió a mi biblioteca, esta vez a temas mas recientes sobre la relación espacio-tiempo de Einstein… y esa endemoniada pregunta… ¿Cuánto tiempo llevo aquí?
Como respuesta a mi pregunta, a una gran distancia apareció de la nada un enorme péndulo hecho de lo que parecía ser Ónice, que comenzó a ondear de izquierda a derecha con un Tic-tac incesante que pronto se convirtió en un tormento para mis oídos. Los segundos se sucedían eternos…comencé a contar, presa de una especie de locura…uno, dos, tres, cuatro, cinco, diez, veinte, cincuenta, cien, doscientos, quinientos, mil, dos mil, cinco mil… debo de haber perdido la cuenta cerca de este punto, pues pronto aquel sonido, aquel golpeteo de ese péndulo insoportable se convirtió en algo tan monstruoso que no poda tolerarlo mas, esa vez sentí que prefería la nada a el paso inexorable de la eternidad en esa nada, tal vez el hallarme suspendido eternamente en esa negrura, pero inconsciente e ignorante de esto, podría ser mas tolerable.
El sonido se detuvo.
Entonces me di cuenta de que me encontraba suspendido en la nada, flotando frágil y endeble en el infinito ciego y estúpido, pasaron horas, días semanas y años nuevamente…poco a poco sentí como me disolvía en ese vacio hasta convertirme en nada…sentí como caía, caía, caía irremediablemente en el vacio… y de repente, conseguí, sin saber como, asirme de una cornisa. Mis dedos experimentaron un dolor singular al hacerlo, y sentí como corría la sangre por mi antebrazo. Pase mi cuerpo por aquel borde y permanecí tendido un largo rato.
Comencé entonces a escuchar un sonido insidioso y familiar… era el crepitar de la llamas de mi vieja y querida chimenea… tras este golpe de añoranza, sentí que la muerte seria mejor que permanecer eternamente en este campo de soledad y me arroje al vacio del cual acababa de salvarme.
Esta vez sentí como si una fuerza ciclópea me alzara, en vez de caer, y me vi arrastrado a una velocidad superior a cualquier cosa a través del éter cósmico, mas rápido que el sonido o la luz, mas rápido que el pensamiento mismo… m sentí sacudido y golpeado por una corriente cósmica… vislumbre entonces una especie de superficie solida en lo mas alto de ese lugar, rumbo a la cual me dirigía inexorablemente…el choque era inevitable, y a una velocidad suprema, me prepare para la colisión inevitable.
Abrí los ojos entonces, y desperté.
Un sudor frio recorría mi rostro y solo el fuego que se extendía frente a mi logaba disipar mis miedos. Debían ser cerca de las dos de la madrugada. Me levante y fui hacia la ventana mas cercana…contemple por un instante el paisaje dl exterior, pero al encontrarlo tan horriblemente
oscuro preferí correr la cortina y regresar a mi sofá.
Pude fijarme entonces en que el libro que había estado leyendo había resbalado de mis manos mientras dormía. Lo contemple con curiosidad y lo levante del piso.
No pude evitar ni que un escalofrió recorriera mi espalda, ni que una carcajada escapara de mi boca al leer el titulo del viejo y cuidado volumen:
“El Ser y la Nada”
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